Según la enseñanza católica, los pecados se dividen en dos categorías principales: pecados mortales y pecados veniales. Varias otras doctrinas católicas están fuertemente ligadas a esta creencia, por lo que probar o refutar este concepto resulta en cambios doctrinales importantes en otras áreas.
Los pecados mortales (también llamados “pecados cardinales”) son transgresiones graves. Una fuente católica explica: “Mortal significa muerte; son pecados que causan la muerte del alma. Los pecados mortales cortan completamente la relación de uno con Dios y el sacramento de la penitencia y la reconciliación (comúnmente llamado la confesión) es necesario para restaurar esta relación”. [1]
Los pecados veniales por el contrario, “usualmente implican una acción menos grave y se cometen con menos conciencia de la falta. Aunque un pecado venial debilita la unión del pecador con Dios, no es un alejamiento deliberado de Él y, por lo tanto, no obstruye por completo la afluencia de la gracia santificante”.[2]
¿Hay verdad en esta interpretación única del dilema humano? ¿O es completamente errónea? Más importante aún, ¿hay pasajes en la Biblia que respalden este concepto y nos permitan trazar una línea discernible entre estas dos categorías? Estas son preguntas que necesitan respuesta para que podamos aferrarnos a esa cosa preciosa que la Biblia llama “la sana doctrina” (2 Timoteo 4:3; Tito 1:9; 2:1).
¿Qué constituye un “pecado mortal”?
El contraste entre los pecados mortales y veniales se basa principalmente en el siguiente pasaje de las Escrituras:
Si alguien ve a su hermano cometiendo un pecado que no lleva a la muerte, pedirá, y por él Dios dará vida a los que cometen pecado que no lleva a la muerte. Hay un pecado que lleva a la muerte; yo no digo que se deba pedir por ese. Toda injusticia es pecado, pero hay pecado que no lleva a la muerte. (1 Juan 5:16-17)
Varias traducciones de tendencia católica incluso sustituyen las palabras “pecado mortal” por la frase “un pecado que conduce a la muerte” (NRSVCE).
De acuerdo con la teología católica, para que una transgresión sea etiquetada como “pecado mortal”, se deben cumplir las tres condiciones siguientes:
- Debe ser un asunto grave.
- Debe cometerse con pleno conocimiento o conciencia de que la acción pecaminosa es una falta grave.
- Debe cometerse intencional y deliberadamente, un acto premeditado.
Otra fuente ofrece: “Los pecados mortales no se pueden cometer ‘accidentalmente’. Una persona que comete un pecado mortal es alguien que sabe que su pecado está mal, pero aun así lo comete deliberadamente. Esto significa que los pecados mortales son ‘premeditados’ por el pecador y por lo tanto son verdaderamente un rechazo de la ley y el amor de Dios”.[3]
Los católicos creen que quebrantar cualquiera de “los Diez Mandamientos” constituye un pecado mortal, así como cualquiera de las transgresiones enumeradas en los siguientes pasajes de las Escrituras:[4]
Ahora bien, las obras de la carne son evidentes. Estas son: inmoralidad sexual, impureza, desenfreno, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, ira, contiendas, disensiones, partidismos, envidia, borracheras, orgías y cosas semejantes a estas, de las cuales les advierto, como ya lo hice antes, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios. (Gálatas 5:19-21 RVA-2015)
¿O no saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se dejen engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. (1 Corintios 6:9-10)
Toda esta información no basta para trazar un límite doctrinal definido. ¿Qué otro error humano podría caer bajo el título de “asunto grave”? Esta pregunta genera una respuesta subjetiva, no un criterio de verdad objetivo que se pueda discernir fácilmente. Lo que una persona considera “grave” puede no parecerlo para otra, incluso si quienes dan su opinión son líderes respetados en la iglesia.
Además, el hecho de que personas contenciosas, envidiosas e iracundas estén en la misma lista que los adúlteros, afeminados, ladrones e idólatras crea un espectro excesivamente amplio de transgresiones potenciales que causan “muerte al alma”. ¿Quién no ha sido contencioso a veces o ha sentido oleadas de envidia? ¿Y cómo se traza correctamente una línea entre el egoísmo y el altruismo? Esa “línea” puede ajustarse drásticamente de una persona a otra, de una cultura a otra y de una época a otra. Así que, evidentemente, no hay respuestas definitivas a estas preguntas válidas y profundas. Un pecado mortal para una persona puede ser considerado un pecado venial para otra. Sin duda, necesitamos la opinión de Dios sobre estos asuntos más que nada.
¿Qué constituye un “pecado venial”?
Los pecados veniales son descritos como “una enfermedad del alma en vez de su muerte sobrenatural”.[5] “El pecado venial deliberado es una enfermedad que debilita los poderes espirituales, disminuye la resistencia al mal y hace que uno se desvíe del camino que conduce a la gloria celestial. Se denominan de diversas maneras ‘pecados cotidianos’, ‘pecados leves’ o ‘pecados menores’ y se cometen en diversas circunstancias: cuando una persona transgrede con pleno o parcial conocimiento y consentimiento a una ley divina que no obliga seriamente; cuando uno viola una ley que obliga gravemente pero el conocimiento o el consentimiento de uno no son completos; o cuando uno desobedece lo que es un precepto objetivamente grave pero debido a una ignorancia invencible una persona piensa que la obligación no es seria.”[6] ¿No es un desafío entenderlo? ¿Qué tan complicado puede ser describir las malas actitudes o acciones inaceptables de una persona?
Aunque es comprensible que un católico no esté tan angustiado por este tipo de pecado “menor”, la recomendación sigue siendo “ir a confesar tus pecados veniales de vez en cuando para descargar tu alma”.[7]
Una vez más, las líneas son tan borrosas y el límite tan indefinido que no hay forma posible de que una persona pueda saber con certeza si algunos pecados son veniales o mortales. Sin embargo, es demasiado peligroso tomar una decisión equivocada en esta área, porque si la doctrina católica es verdadera, no confesar los pecados mortales a un sacerdote resultará en el destierro eterno de la presencia de Dios. El Catecismo advierte: “Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección” (CIC 1033).[8]
Todo pecado causa muerte al alma
Un estudio minucioso del tema del “pecado” revela algo claramente antitético: que todos los pecados causan la muerte del alma, no sólo las transgresiones más graves. Sólo se cometió un pecado en el principio, y ni siquiera se lo describe en ninguna de las listas que acabamos de mencionar. Sin embargo, el hecho de que comieran del árbol del conocimiento del bien y del mal hizo que Adán y Eva murieran tanto espiritual como anímicamente, y comenzaron a morir físicamente. También pasó la muerte a toda su descendencia, verificado por el siguiente pasaje:
Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por medio del pecado la muerte, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron. (Romanos 5:12)
Pablo también dio una severa advertencia y una maravillosa promesa en un versículo de la misma epístola:
Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos 6:23)
Observa que este versículo no dice: “La paga de los pecados mortales es la muerte”; cubre todo el espectro. La Biblia sí indica grados de pecado (ver Juan 19:11), sin embargo, todo pecado tiene un efecto mortífero, incluso el más intrascendente. La siguiente profecía del Antiguo Testamento es una declaración general: “El alma que peque, esa morirá” (Ezequiel 18:4).
Reducir algunos pecados a la categoría de “venial” podría hacer que el católico se sintiera menos presionado a superarlos, porque el Catecismo asegura que: “El pecado venial no priva al pecador de la gracia santificante, de la amistad con Dios, de la caridad, ni, por tanto, la bienaventuranza eterna” (CIC 1863).
Sin embargo, debemos arrepentirnos de todo pecado y nuestros corazones deben ser limpiados de todo pecado, si queremos estar en comunión con Dios, santificados por Su gracia y listos para el cielo. La Biblia no hace ninguna provisión menor.
Revisando las Escrituras principales
Repasemos 1 Juan 5:16 (la verison New Catholic Bible [Nueva Biblia Católica]) y profundicemos en su significado:
Si alguno ve a un hermano cometer un pecado que no lleva a la muerte, que interceda por él, y Dios le concederá la vida, siempre que el pecado no sea de muerte. Hay un pecado que lleva a la muerte, y yo no digo que debas orar por él. Toda mala acción es pecado, pero no todos los pecados son de muerte. (1 Juan 5:16-17 NCB)
Hay tres puntos más que es necesario señalar acerca de estos versículos controversiales:
- Solo un pecado califica: Muchas versiones de este pasaje (incluida la versión católica que acabamos de citar) usan palabras que implican que un solo pecado lleva a una persona a la “muerte”, no muchos pecados. Léelo nuevamente con atención. “Hay un pecado que lleva a la muerte”. ¿Cuál sería ese pecado? Solo un pecado está etiquetado en las Escrituras como imperdonable: un pecado que impulsa irremediablemente a una persona hacia “la muerte segunda” (la expresión máxima de la muerte: la muerte tanto del alma como del cuerpo en el lago de fuego) (Apocalipsis 21:8). Jesús culpó a la blasfemia contra el Espíritu Santo como culpable y dio la severa advertencia:
“Por eso les digo, que todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. Y a cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero”. (Mateo 12:31-32)
Es inútil orar siquiera por alguien que ha cometido esta grave transgresión, porque lo más probable es que ese individuo desobediente haya sido entregado a una “mente reprobada” y esté bajo un “poder engañoso” y no pueda ser restaurado. La muerte espiritual y eterna son inevitables, así como la muerte física definitiva (ver Romanos 1:28, 2 Tesalonicenses 2:11). Todos los demás pecados son perdonables.

Según el catolicismo, sólo los sacerdotes pueden conceder el perdón de los pecados mortales, mediante el sacramento de la confesión. Según la Biblia, podemos orar unos por otros e ir nosotros mismos directamente a Dios.
(2) No es necesario el sacerdocio: Irónicamente, este pasaje, que se usa con mucha frecuencia para demostrar la necesidad de la intercesión sacerdotal en el confesionario, demuestra en cambio todo lo contrario. Comienza con la declaración: “Si alguno” (es decir, cualquier cristiano verdadero) ve a un hermano creyente pecar de cualquier manera que sea perdonable, “que interceda por él, y Dios le concederá la vida” (la palabra griega es zoe, que significa ‘vida divina’, ‘vida eterna’). ¿Estás atónito? Según la doctrina católica, sólo los sacerdotes pueden ministrar de esta manera. ¡Sólo los sacerdotes pueden dar la absolución, restaurando con oración a una persona a la vida espiritual! No según este pasaje. La restauración de la vida divina, la vida en Cristo (una nueva llenura del “Espíritu de vida”) es algo por lo que cualquier creyente devoto puede orar por un hermano creyente que ha pasado por una temporada de error y anhela estar bien con Dios nuevamente (Romanos 8:2, ver Juan 1:4). Enseñar la absoluta necesidad de confesarse ante un sacerdote para recibir el perdón de los “pecados mortales” ata religiosamente a la gente a la organización católica y a sus doctrinas por temor a que no haya otra manera de restablecer una relación correcta con Dios. Esto no sólo es insalubre, sino falso.
(3) La falsa puerta de escape del purgatorio: La división no bíblica entre pecados “mortales” y “veniales” da a los católicos una falsa esperanza que es verdaderamente desgarradora. Convence a muchos que aman sinceramente a Dios de que no es de vital importancia que se arrepientan de los pecados menores, porque si mueren, simplemente irán al purgatorio por una temporada hasta que sufran lo suficiente para ser liberados a la gloria del cielo. Pero el purgatorio no existe (ve el artículo en este sitio web titulado “El purgatorio ¿existe?”). Nunca fue enseñado en la iglesia primitiva y no fue absolutamente establecido como doctrina católica hasta 1438 d.C. La Biblia solo enseña dos destinos. Es de vital importancia que una persona “nazca de nuevo” y muera en un estado de total sumisión al Señorío de Jesús para poder pasar la eternidad en comunión con Él.
Ahora que ya sabes la verdad del asunto, puede que sea un buen momento para orar. Simplemente acude a Dios tú mismo. No necesitas un mediador humano. La Biblia nos dice claramente:
Porque hay un solo Dios, y también un solo Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre. (1 Timoteo 2:5)
Él está a la puerta de tu corazón y llama. Déjalo entrar.
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[1] Esta es una traducción al español de una cita que sólo está disponible en inglés en el siguiente enlace: https://www.aboutcatholics.com/beliefs/mortal-sins/, consultado el 30/6/2022.
[2] Esta es una traducción al español de una cita que sólo está disponible en inglés en el siguiente enlace: https://www.britannica.com/topic/cardinal-sin, consultado el 30/6/2022.
[3] Esta es una traducción al español de una cita que sólo está disponible en inglés en el siguiente enlace: https://stmaryofthesevendolors.com/prayers-2/list-of-mortal-sins-every-catholic-should-know/, consultado el 30/6/2022.
[4] Esta es una traducción al español de una cita que sólo está disponible en inglés en el siguiente enlace: https://www.saintaquinas.com/mortal_sin.html, consultado el 30/6/2022.
[5] Esta es una traducción al español de una cita que sólo está disponible en inglés en el siguiente enlace: https://www.catholicculture.org/culture/library/dictionary/index.cfm?id=37060, consultado el 25/6/2022.
[6] Ibíd.
[7] Esta es una traducción al español de una cita que sólo está disponible en inglés en el siguiente enlace: https://www.aboutcatholics.com/beliefs/mortal-sins/, consultado el 29/6/2022.
[8] Esta es una traducción al español de una cita que sólo está disponible en inglés en el siguiente enlace: https://www.catholic.com/magazine/online-edition/mortal-and-venial-sin, consultado el 23/3/2023.
Nota: El acrónimo CIC se refiere al Catecismo de la Iglesia católica. Se puede acceder en línea en el siguiente enlace: https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html
Referencias bíblicas
A menos que se indique lo contrario, todas las referencias bíblicas son de la NUEVA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS (NBLA), Copyright © 2005 por The Lockman Foundation. Usadas con permiso. www.NuevaBiblia.com.
Debido a que las siguientes versiones de la Biblia no están disponibles en español, la traductora de este artículo ha traducido las citas bíblicas obtenidas del inglés original. Esta no es una traducción oficial al español autorizada por los titulares de los derechos de autor:
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