A todos los católicos se les enseña a reverenciar al papa como el único vicario de Cristo (el principal representante de Dios ante el mundo). La postura oficial es que esta posición ha sido heredada a lo largo de los siglos por Pedro, considerado el primer papa y el primer obispo de Roma. Sin embargo, no se puede probar históricamente que Pedro haya estado alguna vez en Roma. Es ciertamente posible, pero no verificable.
El pasaje bíblico que a menudo se utiliza para probar la legitimidad del cargo de papa y la tradición de la sucesión papal es Mateo 16:13-19:
Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a Sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?”. Y ellos respondieron: “Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; pero otros, Jeremías o alguno de los profetas”. “Y ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?”, les preguntó Jesús. Simón Pedro respondió: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Entonces Jesús le dijo: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino Mi Padre que está en los cielos. Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré Mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra, será atado en los cielos; y lo que desates en la tierra, será desatado en los cielos”.
En el versículo 18, Jesús declaró que el nombre de Simón sería Pedro (en el griego original es Petros). Esa no fue la primera vez que Jesús confirió un nombre con ese significado a Simón. Cuando este pescador de oficio fue presentado por primera vez al Hijo de Dios, Jesús hizo un anuncio similar. Sin embargo, en lugar de usar la palabra griega Petros, se usó la palabra aramea Cefas para el nuevo nombre de Simón. Aquí está el pasaje:
Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. Este encontró primero a su hermano Simón y le dijo: Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo). Él lo llevó a Jesús y, al verlo, Jesús le dijo: Tú eres Simón hijo de Jonás. Tú serás llamado Cefas (que significa piedra). (Juan 1:40-42 RVA-2015, ver 1 Corintios 1:12; 3:22; 15:5, Gálatas 2:9)
Tanto Petros (del griego) como Cefas (del arameo) significan ‘una roca’ o ‘una piedra’; así lo explican los teólogos católicos, según las palabras proféticas de Jesús, Pedro era “la roca” sobre la cual se edificaría la iglesia. Sin embargo, cabe señalar que cuando Jesús dijo: “Tú eres Pedro”, la palabra griega para Pedro es petros, que es masculino. Luego, cuando dijo: “Sobre esta roca edificaré mi iglesia”, la palabra griega para roca es petra, que es femenina. Por lo tanto, se usa la palabra masculina para Pedro, pero la forma femenina se usa para la roca/cimiento de la iglesia. Si el Mesías realmente se refería a Pedro en ambas ocasiones, parece lógico que también hubiera usado la forma masculina de la palabra en ambas ocasiones. Eso tendría más sentido. Hay varias respuestas católicas tradicionales sobre este punto, pero ninguna es convincente. Creo que petra se refería a algo completamente diferente, aún por explicar.

Un colegio de no más de 120 cardenales y funcionarios del Vaticano se reúne para votar por un nuevo papa.
Sin embargo, incluso si el Mesías quiso decir que Pedro (petros) era la roca (petra), nunca predijo que habría una continuación de tal oficio. Tampoco predijo que habría un grupo de líderes de la iglesia llamados cardenales que usarían vestimentas rojas (escarlata) como símbolo de su voluntad de derramar sangre en defensa de la fe católica. Tampoco instruyó que un colegio de cardenales, integrado por no más de 120 obispos y funcionarios del Vaticano, eligiera a un candidato al cargo e papa por una mayoría de dos tercios.]1] Todas estas son solo tradiciones religiosas que se desarrollaron a lo largo de los siglos.
El proceso de votación utilizado para elegir un papa podría compararse con el método que los primeros discípulos usaron para tratar de ocupar el puesto apostólico del que abdicó Judas Iscariote. Echaron suertes entre dos destacados discípulos, Barsabás y Matías. (Ver Hechos 1:12-26). Debido a que la suerte cayó sobre Matías, lo incluyeron como uno de los doce apóstoles. Sin embargo, no se nos dice en las Escrituras que esto era en realidad la voluntad de Dios o algo que Él los dirigió a hacer. Ellos pueden haber asumido que fue una buena decisión. Tiendo a pensar que la persona divinamente ordenada para reemplazar a Judas era alguien completamente inesperado, alguien que inicialmente tenía la intención de destruir la iglesia. Su nombre era Saulo de Tarso, más tarde conocido como Pablo, el apóstol (Hechos 9:11). Esta parece una opción mucho más lógica, porque Pablo en realidad manifestó las “señales de un apóstol” (2 Corintios 12:12). Jesús mismo escogió a los otros once; ciertamente podría elegir el duodécimo.
También tiendo a creer que la “roca” (petra) a la que Jesús se refiere en este pasaje conocido no era Pedro, sino que era la “roca” de la revelación divina. Recuerda cuando Simón confesó que Jesús era el Mesías, Jesús respondió:
“Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino Mi Padre que está en los cielos. Yo también te digo que tú eres Pedro (petros), y sobre esta roca (petra) edificaré Mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. (Mateo 16:17-18)
Mira de cerca la redacción y la construcción de la oración. Jesús no dijo, “Te he dado este nombre que significa ‘una roca’, Pedro, porque sobre ti edificaré Mi iglesia”. En cambio, parece más probable que Su declaración comunicara algo como lo siguiente:
La gente no te ha convencido de mi identidad, Pedro; Mi Padre que está en los cielos te lo ha revelado, y sobre esta roca de revelación divina, edificaré Mi iglesia y les daré el poder para vencer al propio Hades. Aquellos que reciban este conocimiento inspirado no serán movidos de él.
Si esta interpretación es correcta o no es inconsecuente. Es cierto que Jesús pudo haberse referido a Pedro cuando habló de la “roca” fundamental de la iglesia. Sin embargo, aunque lo haya hecho, nunca mandó que se estableciera perpetuamente un oficio apostólico tan superior.
La infalibilidad del papa
Hay dos expresiones de infalibilidad en el catolicismo: ordinaria y extraordinaria. La infalibilidad ordinaria ocurre cuando los obispos de todo el mundo, junto con el papa, se ponen de acuerdo sobre ciertos principios relacionados con la fe y la moral. La infalibilidad extraordinaria se aplica cuando el papa desempeña este papel por sí mismo. Los concilios ecuménicos también se consideran infalibles cuando hacen decretos solemnes sobre la fe y la moral. (La palabra ecuménico significa ‘de todo el mundo’).
Aunque asumido por muchos católicos a lo largo de la historia de la iglesia, la infalibilidad del papa nunca ha sido una doctrina católica establecida, es decir, hasta los últimos 150 años. Fue declarado formalmente durante el Concilio Vaticano I celebrado en 1869-70 cuando el papa Pío IX estaba en el cargo.[2] Extrañamente, más de cinco siglos antes, en 1324, el papa Juan XXII emitió una bula titulada Quia Quorundam en la que se describía el concepto de infalibilidad papal como una doctrina u obra del diablo.[3] Así que dos papas diferentes, cuyas opiniones se supone que son inspiradas y autoritarias, expresaron dos opiniones muy diferentes sobre este tema esencial.
La mayoría de los no católicos y algunos católicos desconocen que el papa solo se considera infalible en ciertos momentos específicos.
Hay cuatro criterios para la infalibilidad papal:
(1) El papa debe estar hablando de la fe y la moralidad.
(2) Él no puede introducir una nueva doctrina y declararla infalible. Debe ser transmitida a través de la tradición y las Escrituras.
(3) Él debe estar hablando oficialmente como la cabeza de la Iglesia católica.
(4) Él debe declarar oficialmente que lo que está enseñando es infalible.

Uno de los tronos papales en Roma, en la Basílica de San Juan de Letrán.
Ese nivel de autoridad indiscutible ocurre solo cuando el papa afirma estar hablando ex cátedra (que significa ‘desde la silla’, una implicación de que el mensaje proviene del trono papal o, más exactamente, desde la silla de Pedro). Esta creencia se basa en una declaración que hizo Jesús al final de Su conversación con Pedro, prometiéndole el poder de “atar” y “desatar”. Aquí está la cita exacta:
“Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra, será atado en los cielos; y lo que desates en la tierra, será desatado en los cielos”. (Mateo 16:19)
Estas frases que usó Jesús eran modismos hebreos bien conocidos en ese día, utilizados en la Mishná, la tradición oral de los judíos. “Atar” significaba ‘prohibir ciertos comportamientos y creencias por parte de una autoridad indiscutible’; “desatar” significaba ‘permitirlos o establecerlos por una autoridad indiscutible’. ¿Le dio Jesús esta autoridad exclusivamente a Pedro para que la pasara a sus sucesores? ¡Claro que no! La misma promesa con la misma redacción se les hizo a todos los discípulos dos capítulos más adelante:
“En verdad les digo, que todo lo que ustedes aten en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desaten en la tierra, será desatado en el cielo”. (Mateo 18:18)
La Complete Jewish Bible (Biblia Judía Completa) lo traduce de esta manera:
“íSí! Yo les digo a ustedes que todo lo que prohíban en la tierra será prohibido en el cielo, y todo lo que permitan en la tierra será permitido en el cielo”. (Mateo 18:18 CJB)
Todos los creyentes que cumplen con el llamado al discipulado, que verdaderamente caminan con Dios, que viven una vida de sacrificio y permanecen en la verdad, están autorizados a declarar y establecer la norma bíblica de la verdad del Nuevo Pacto en este mundo.
Todos los hijos e hijas de Dios sinceros, rendidos y dedicados son “embajadores de Cristo”, comisionados para compartir valores morales, religiosos, y guías espirituales con todos aquellos a quienes influencian (2 Corintios 5:20). También se podría describir esa responsabilidad como “atar” y “desatar”, tal como lo hizo Jesús. Este es el verdadero significado de ese pasaje.
La lista completa de declaraciones “infalibles”
Lee ese subtítulo nuevamente. Luego imagina lo larga que podría ser esta “lista completa” antes de continuar. Probablemente estés anticipando un largo registro de cientos de pronunciamientos papales emitidos durante muchos siglos. ¡Sorpresa! Solo dos declaraciones papales han sido etiquetadas oficialmente ex cátedra; sí, solo dos:
- La inmaculada concepción de María: El papa Pío IX reclamó la infalibilidad al afirmar la doctrina de la inmaculada concepción de María en 1854, en su bula titulada Ineffabilis Deus (“excedida después de la declaración de infalibilidad papal del Concilio Vaticano I en 1870”).
- La asunción de María: El papa Pío XII reclamó la infalibilidad al declarar la doctrina de la asunción de María como un artículo de fe en la Iglesia católica, el 1 de noviembre de 1950.[4]

El altar y el trono de san Pedro en la Basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano
Ambas doctrinas marianas son extrabíblicas y nunca fueron parte del sistema de creencias del Nuevo Pacto propugnado por la iglesia primitiva. Si la infalibilidad papal es cierta, entonces estas dos doctrinas son indiscutibles. No pueden ser cuestionadas por ningún católico. Sin embargo, debido a que no están respaldadas por las Escrituras, deben ser absolutamente cuestionadas —tanto por católicos como por no católicos— así como la legitimidad de esta afirmación extrema de que los papas pueden hablar, en ciertos momentos, sin error, o, como ex cátedra implica, “desde la silla de Pedro”.
Aunque la infalibilidad papal se ha ejecutado solo dos veces, a lo largo de los siglos, “el Magisterio” ha expresado numerosas decisiones sobre cuestiones de fe y moral consideradas infalibles, especialmente durante el proceso de toma de decisiones de los concilios ecuménicos.
La palabra “Magisterio” proviene del latín magister que significa ‘enseñanza’. Dentro del catolicismo, significa tres cosas primarias relacionadas:
(1) La autoridad impartida a la Iglesia católica para enseñar la doctrina de Cristo,
(2) Las autoridades de la Iglesia que juntas validan y enseñan esas doctrinas (el papa —que es el obispo de Roma— así como todos los demás obispos de la Iglesia en todo el mundo),
(3) Las propias enseñanzas autorizadas.
El significado de los títulos papales
Los creyentes fuera de la Iglesia católica probablemente estarían de acuerdo unánimemente en que ningún individuo debe ser considerado el único vicario de Cristo, el principal representante del Señor Jesucristo en este mundo. La Biblia insiste que hay “un solo Dios” y “un solo Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre” (1 Timoteo 2:5). Además, es posible que la iglesia primitiva tuviera pluralidad de liderazgo. Pablo visitó Jerusalén y percibió que “Santiago, Cefas y Juan” (los tres) eran “columnas” en la iglesia, y normalmente las columnas de un edificio tienen la misma altura (Gálatas 2:9 DHH).
La Biblia revela claramente que Dios ordena apóstoles, profetas, pastores, maestros y evangelistas en la iglesia (el ministerio quíntuple) para que lo representen y desempeñen varios oficios de autoridad y servicio ministerial. (Ver Efesios 4:10-12). Las Escrituras también confirman la posición de los obispos y ancianos (1 Timoteo 3:1, 1 Pedro 5:1). Pero la Biblia nunca sugiere que deba haber un “apóstol principal” o un “pastor supremo” a la cabeza de la iglesia que no sea el Hijo de Dios, quien es llamado “el Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra confesión” (Hebreos 3:1 RVA-2015). También se hace referencia a Jesús —irónicamente, por el apóstol Pedro— como “el Pastor y Obispo de nuestras almas” y “el Príncipe de los pastores” (1 Pedro 2:25 RVR1960, 5:4). Solo Jesús califica para estos derechos excelentes, porque:
Él es también la cabeza del cuerpo que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, a fin de que Él tenga en todo la primacía. (Colosenses 1:18, ver Efesios 5:23)
El significado de la palabra “papa”
La palabra “papa” no se encuentra en la Biblia. Según la Catholic Encyclopedia (Enciclopedia católica), proviene del “latín eclesiástico papa” y del “griego papas” y es “una variante de pappas, [que significa] padre”.]5] ¿Es aceptable que se use este título para un líder religioso? Jesús enseñó lo contrario, instruyendo a Sus discípulos:
“Y no llamen a nadie padre suyo en la tierra, porque Uno es su Padre, el que está en los cielos”. (Mateo 23:9)
Sin embargo, para ser justos, parece haber excepciones bíblicas a este mandato. Por ejemplo, Pablo describió tanto a Tito como a Timoteo como sus “hijos en la fe”, infiriendo su posición como su padre espiritual (1 Timoteo 1:2 y Tito 1:4). También exhortó a la iglesia de Corinto:
Pues aunque tengan diez mil tutores en Cristo, no tienen muchos padres; porque en Cristo Jesús yo los engendré por medio del evangelio. (1 Corintios 4:15 RVA-2015)
Sin embargo, no hay indicios de que esta palabra se usara constantemente para Pablo para reconocer su posición. Nunca se le refirió a él como el “padre Pablo”. Era una descripción simbólica y relacional, no un título oficial. Pablo era un padre espiritual para Timoteo y Tito porque aparentemente los había traído al reino, se preocupaba por ellos personalmente, y se involucró en sus vidas, ayudándolos a convertirse en líderes espiritualmente maduros.
Por lo tanto, el título “papa” probablemente pretenda ser un término cálido y afectuoso, una forma de proclamar que la persona que ocupa este cargo es el respetado jefe patriarcal de la “familia” católica, no solo el líder de una organización. Sin embargo, Efesios 3:15 indica que “toda la familia en el cielo y en la tierra” lleva el nombre de Jesús, por lo que solo Él debe recibir este reconocimiento.
Pontifex maximus

Pontífice máximo (el sumo sacerdote), originalmente un título para los líderes entre los sacerdotes paganos, también fue un título reclamado por los líderes del Imperio romano, comenzando con Augusto. Es otro título otorgado a los papas.
El papa también se conoce como pontifex maximus (pontífice máximo) latín para el ‘sacerdote máximo’ o ‘sumo sacerdote’. También se le llama “el sumo pontífice de la Iglesia universal”. La palabra “pontífice” se usó originalmente para los miembros del “colegio de sacerdotes” en la antigua religión del Imperio romano. Esa cosmovisión politeísta involucraba la adoración de muchos dioses y diosas falsos. Tales deidades son, indiscutiblemente, el producto de la imaginación humana. Pablo reveló que eran demonios disfrazados de seres divinos. (Ver 1 Corintios 10:20-22).[6] Aunque pontifex maximus comenzó estrictamente como un título religioso para los sacerdotes paganos más destacados, eventualmente se asignó a los líderes políticos del Imperio también, comenzando con Augusto.[7]
En cuanto al uso católico de este título, es lógico que se le confiera a un líder religioso que preside sobre cerca de medio millón de sacerdotes subordinados en todo el mundo. Sin embargo, bíblicamente y técnicamente, una vez más, tal estado exaltado pertenece solo a Jesús, porque Él es “el Gran Sumo Sacerdote” (el verdadero y eterno “Pontifex Maximus”) según el siguiente versículo:
Teniendo, pues, un gran Sumo Sacerdote que trascendió los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, retengamos nuestra fe. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino Uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna. (Hebreos 4:14-16)
Otros tres puntos importantes:
- Significado simbólico: Aunque las raíces etimológicas de este título (pontifex maximus) no son seguras, se ha sugerido que la palabra pontifex proviene de una combinación de la palabra en latín para “puente” y el sufijo para “creador”, por lo que el título pontifex maximus significa ‘el constructor más grande de puentes’.[8] Una vez más, este papel y esta posición pertenecen solo a Jesús, porque Él es Aquel que construyó el puente desde el tiempo hasta la eternidad, desde la tierra hasta el cielo, a través de Su muerte y resurrección.
- Desbordamiento del Antiguo Testamento: El concepto de un “sumo sacerdote” terrenal es un desbordamiento de la forma de hacer las cosas del Antiguo Testamento, que ciertamente era correcta, relevante y revelada por Dios para esa época, pero ya no es correcta, porque el Nuevo Pacto ha alterado drásticamente el orden divino. Todos los creyentes son sacerdotes en esta era de gracia (1 Pedro 2:5,9). Por lo tanto, no existe un sacerdocio exclusivo y mediador ordenado por Dios para presidir a Su pueblo. Además, toda la estructura jerárquica de autoridad del catolicismo —desde el papa hasta los sacerdotes— es antibíblica y errónea.
- Necesario para la salvación: Según el Catecismo católico (CIC, párrafos 846-847), si alguien rechaza conscientemente a la Iglesia católica, pierde la salvación. Dado que el papado es una parte tan inseparable de la base doctrinal de la Iglesia, parece lógico que rechazar el oficio de papa sea rechazar a la Iglesia en su conjunto. En una encíclica titulada Mortalium Animos, publicada el 6 de enero de 1928, el papa Pío XI, refiriéndose a la Iglesia católica y al papado, insistió atrevidamente: “En esta única Iglesia de Cristo nadie puede ser ni permanecer si no acepta, reconoce y obedece la autoridad y supremacía de Pedro y sus legítimos sucesores”.[9] Así pues, aunque normalmente no es un concepto pregonado, en el fundamento del sistema de creencias católico se encuentra este asunto inevitable que crea un gran obstáculo. Rechazar al papa es rechazar a la Iglesia; y rechazar a la Iglesia es rechazar la salvación. Sí, es así de simple y más erróneo no puede ser.
Papas buenos y papas malos
Algunos papas han sido muy influyentes en la promoción de causas justas y el establecimiento de la justicia en el mundo. Por ejemplo, el papa Juan Pablo II fue un figurante clave en la desestabilización del comunismo en Europa del Este de 1979 a 1989. ¡Eso fue un gran logro! Pero no todos los papas han exhibido el carácter piadoso que se espera de alguien que ocupa un puesto tan notable y respetado. A lo largo de los siglos, incluso ha habido algunos papas muy corruptos.
Tú mismo puedes investigar fácilmente, si deseas verificar esa afirmación. Sin embargo, no me interesa citar ejemplos específicos, porque la corrupción se puede encontrar en el liderazgo de muchas organizaciones religiosas. Una exposición de la inmoralidad, la codicia, la violencia o el comportamiento impío lograría poco o nada, excepto probar que el oficio del papa no siempre ha estado ocupado por personas santas que fueron ejemplos brillantes de la santidad. En cambio, algunos han sido seres humanos errantes, propensos al pecado y necesitados de redención, como el resto de nosotros.
Una observación final
Si este oficio del papado fue verdaderamente ordenado por Dios, ¿no es lógico suponer que cualquiera que ocupe una posición tan exaltada (“el vicario de Cristo”, el principal representante de Dios) sólo diría la verdad y sería extremadamente cuidadoso en vocalizar y enfatizar las doctrinas bíblicas más esenciales? Lo más probable es que ahora mismo estés asintiendo con la cabeza en señal de acuerdo, o tal vez incluso estés diciendo: “¡Sí, por supuesto!”. Sin embargo, este nunca ha sido el caso.
Algunas de las verdades más importantes de la Palabra de Dios han sido constantemente ignoradas o mal interpretadas por el liderazgo de la Iglesia católica, especialmente la verdadera comprensión de cómo una persona puede “nacer de nuevo” (Ver el artículo en este sitio web titulado “La maravilla de nacer de nuevo”). Aunque algunos papas, como el papa Benedicto XVI, han indicado que el verdadero cristianismo, por encima de todo, es una relación personal con Jesús, nunca he escuchado a ninguno papa explicar adecuadamente cómo entrar en esa relación a través del renacimiento espiritual, no de acuerdo con la norma bíblica. Sin embargo, Jesús indicó que es absolutamente esencial para que una persona entre en el reino de Dios.
Si esta verdad tan importante se descuida o se tergiversa, ¿cómo puede el oficio del papado considerarse una institución legítima?
_____________________________________________________________
[1] Esta es una traducción al español de una cita que sólo está disponible en inglés en el siguiente enlace: https://www.usccb.org/offices/general-secretariat/how-new-pope-chosen, consultado el 06/01/2022.
[2] Esta es una traducción al español de una cita que sólo está disponible en inglés en el siguiente enlace: https://theconversation.com/should-catholics-view-the-pope-as-infallible-109548#:~:text=The%20First%20Vatican%20Council%20in,matters%20of%20faith%20and%20morals, consultado el 03/10/2021.
[3] Esta es una traducción al español de una cita que sólo está disponible en inglés en el siguiente enlace: https://www.population-security.org/19-CH11.html, consultado el 05/09/2022. Además, el exsacerdote Richard Bennet, en su video en YouTube, presentó este hecho histórico: https://www.youtube.com/watch?v=7k-jvWchaXE.
[4] Esta es una traducción al español de una cita que sólo está disponible en inglés en el siguiente enlace: https://uscatholic.org/articles/201105/is-there-a-list-of-infallible-teachings/, consultado el 06/01/2022.
[5] Esta es una traducción al español de una cita que sólo está disponible en inglés en el siguiente enlace: https://catholicsay.com/what-is-the-meaning-of-the-title-pope/, consultado el 07/01/2022.
[6] https://es.wikipedia.org/wiki/Pont%C3%ADfice_m%C3%A1ximo consultado el 6/3/2022.
[7] Ibíd., consultado el 16/03/2022.
[8] Ibíd., consultado el 06/03/2022.
[9] Esta es una traducción al español de una cita que sólo está disponible en inglés en el siguiente enlace: https://www.papalencyclicals.net/pius11/p11morta.htm, consultado el 24/08/2022.